domingo, 15 de abril de 2018

Morgiana


El checo Juraj Herz es un director bastante atrayente en el cine de terror, sobresalen en especial tres de sus películas. La mejor de las suyas es El incinerador de cadáveres (1969), una película de horror, pero también cine arte complejo, cargado de estilo y detallismo, sobre un incinerador amante de la muerte que pasa de ser un inofensivo extravagante a un insano partícipe del Holocausto en su país. Otra es La virgen y el monstruo (Panna a netvor, 1978), una adaptación del cuento de la bella y la bestia, bajo una ilustración gótica, pero también algo sucia y violenta, con un monstruo con cuerpo de pájaro que habla consigo mismo como un psicótico en pugna por su humanidad, que por el amor aparentemente imposible de una dama bondadosa e impoluta sufre doblemente su bestialidad, su fealdad física, pero por ella trata de ser diferente a su naturaleza animal y controlar sus trastornos producto de verse rechazado por el mundo. La tercera es Morgiana (1972).

Morgiana nos pone a dos hermanas, interpretadas por la misma actriz, Iva Janzurová, que por el maquillaje y color y forma del cabello increíblemente parece dos personas distintas, uno fácilmente las puede confundir por físicamente individuales. El filme juega con la dualidad, a dos personalidades, psicologías, que escenifican una, aunque en la trama se trata de dos personas, pero una está muy unida a la otra. Viktorie envidia a su hermana Klára, envidia su belleza y sensualidad, sus apasionados encuentros sexuales, su fortuna y propiedad, ya que ella ha recibido la mayor parte de la herencia familiar. Viktorie planea matarla y la envenena lentamente, ocasionándole alucinaciones, distorsiones.

En el trayecto vemos que Viktorie odia prácticamente al mundo, está insatisfecha de todo, la observamos apedrear a una mujer por ser simplemente bella, por yacer libre y desnuda bañándose a la intemperie con otras féminas. Viktorie tiene una cierta locura a cuestas. Klára es libre y superficial, pero una buena persona al final, está feliz con su existencia y vive despreocupada. La hermana en cambio sufre cada minuto. Una representa el placer, la otra el dolor, dos caras capitales de nuestra humanidad.

El filme de Juraj Herz estéticamente es exagerado, es muy abundante en todo sentido, gótico pero con su toque de mal gusto, todo lo que hace del filme un lugar de originalidad visual, más no como se pudiera pensar de daño o asco estético. Como curiosidad está decir que Morgiana es el gato de Viktorie quien observa toda la maldad de su ama, nos ponemos en varias oportunidades aunque de manera sencilla desde la vista del animal que pareciera seguir cada acto cruel de Viktorie. En el filme hay un quehacer de cine B, como que la muerte no es determinante por más que antes, el último suspiro, ha sido muy claro. Se hace un especie de juego de ruleta rusa donde el veneno apunta a matar y se escabullen las predicciones.

El galán del filme, un militar, juega a las cartas con habilidad y pasea con compañeros alcoholizados y con prostitutas. No obstante el galán enamorado finalmente rechaza acostarse con una puta, que no aguanta la negativa y le arma un espectáculo. El filme tiene un cierto sabor barato, donde abunda el color. En un momento Klára se topa con un vagabundo y éste intenta emborracharla y violarla. Una mujer chantajea a Viktorie, se dan –entre éstas dos brujas ambiciosas y amorales- unos diálogos jugosos, aun cuando huelen a telenovela, a su grandilocuencia expresiva y emotiva. La desesperación toma otro nivel en el filme, en la vida de Viktorie. Es como si Herz se propusiera utilizar todo lo malo y convertirlo en arte, sin perder el sentido popular, por más que estemos viendo gente adinerada.

El comportamiento es medio salvaje en el filme, camuflado en ciertas formas. Esta propuesta recuerda indefectiblemente a What Ever Happened to Baby Jane? (1962). Un poco lo malo del filme es la banda sonora, ayuda en varios momentos, pero su omnipresencia llega a molestar, a hacerse sentir demasiado. Por ratos es hasta incongruente, un rasgo más de esas fusiones “inverosímiles” propias de éste genial director checo.