jueves, 9 de junio de 2016

Le dernier combat

El director de Nikita (1990) y Léon (1994), el francés Luc Besson, debutó con éste largometraje en 1983 (tras su corto inspirador L'avant dernier, 1981), donde tiene semejanzas con Mad Max 2 (1981), por el contexto de un mundo post apocalíptico y por el capitán Gyro, entre otras cosas. No obstante Besson se distancia de su antecesora habiendo harta comedia en su obra, tanto que puede desconcertar a muchos en su cierta originalidad, al mezclar un sci-fi con una narrativa de gags y gestos cómicos propios del cine mudo, agregando que el filme no contiene diálogos, como que los seres humanos han perdido el habla, aunque todo luzca muy ligero en ese aspecto, habiendo la participación de un Doctor (Jean Bouise) que tiene mucha expresividad de cómico y no se contiene en nada trasmitiendo la sensibilidad de una picardía leve.

El héroe (el pequeño Pierre Jolivet) también tiene picardía, la vemos cuando lucha a muerte con objetos al paso con El Bruto (Jean Reno), un personaje que no tiene demasiada profundidad. El filme tiene una coreografía entre irónica -de tontería- y por otra parte explícitamente violenta. Se comparte el chascarrillo con la sobrevivencia y la seriedad de sucesos duros, con muertes hasta brutales, que pasan mayormente por superficiales (salvo la de un eje capital en la lluvia de granizo; antes hay una de peces, sin ninguna mística, sino totalmente absurda). Luc Besson denota claramente la voluntad de crear algo rebelde, descocado, distintivo y propio de su juventud (por ese entonces tenía 24 años), como toda obra primeriza suele buscar en su hambre y sobreexcitación de cinefilia.

El filme arranca con el héroe teniendo sexo con una muñeca inflable, una llana ocurrencia con muy poca gracia, aunque con alguna idea de conjunto detrás, pero muy poco argumentada, como implica en general la propuesta. Sabemos que estamos ante un filme que clama por harta irreverencia, pero no termina encasillándose en el humor. Mismo Mad Max a poco se suma una banda de perseguidores del desierto, generando un escape hacia una urbanidad tipo desenlace catastrófico de guerra mundial, donde vemos aparecer sin demasiada pretensión al Bruto, que intenta hacerse por la fuerza y su definición con el recinto del Doctor. Sabe Dios la razón, porque comida y resguardo ya tiene, aunque puede ser por una mujer, suponiendo sin antecedentes que sabe de ella, que es un sentido de anhelo general (el sexo), como con la mujer que hace de remate audaz. Esto parece en realidad un accionar mero generador de gags (la comida propicia varios también), en un tira y afloja de luchas cómicas (aunque con consecuencias serias). Lo central es el entretenimiento, mediante la convivencia del doctor, su protegida o prisionera (que genera más disfuerzos que emociones) y el pequeño héroe.