domingo, 28 de octubre de 2012

Memories of murder

Ésta es la película más famosa del surcoreano Bong Joon-ho. Tiene un ritmo trepidante lleno de investigaciones en una atmósfera familiar y relajada que va siguiendo pistas y falencias. Por un lado está el agente que viene de la capital a éste pequeño pueblo donde un asesino en serie está matando mujeres. Seo Tae-Yoon (Kim Sang-Kyung) es el detective racional que se inmiscuirá emocionalmente. Por el otro yace el local Park Doo-Man, el tonto, que piensa en pesquisas absurdas y se mueve en los interrogatorios violentos; lo interpreta el reconocido actor Song Kang-ho.

Tiene un aspecto desordenado por ratos, como muy espontáneo, más que todo en la interacción de los oficiales de la ley, pero se hace interesante hallar que los asesinatos son muy curiosos y extravagantes, como matar a mujeres con ropa de color rojo, bajo la lluvia y cuando suena una canción en especial. Hay un progresivo desarrollo con muchos cambios que van desde lo inane hasta poseer contexto sustentado, habiendo un carácter universal en la trama con rasgos de origen coreanos que se minimizan ante lo humanamente global, y que sobrelleva coherentemente la forma de descubrir rasgos de identidad que no son comunes a ningún otro crimen; se unen cabos pero rehúye la brújula en repetidas oportunidades; parece una lucha muy titánica e imposible aunque a ratos haya proximidad, mientras se lleva la investigación con errores y algunas tonterías.

Se da un aire fresco, repetidamente cómico que no afecta el contexto ya que es de drama y crimen de lo que va; hace que la película se haga predominantemente entretenida y digerible, nada pesada, además que hay originalidad en el asesino invisible, solo hipotético. El filme se mueve en construir y dar forma al criminal, buscarlo desde una huella, nudos militares, acosos, el semen, la excitación de la ropa interior utilizada para amordazar, etc., viéndose en el ecran incluso una de las acciones de secuestro, apreciando además que parte y termina el filme con la revisión del primer cadáver.

Cumple la obra con poner todos los instrumentos de una historia de asesinatos e investigaciones, pero lo matiza con la personalidad de sus investigadores que van dando un tira y afloja dentro de su labor, ambos decididos y comprometidos solo que con mayor o menor inteligencia. Kang-ho otorga esa ligereza que hace de la película algo contrario a lo denso que suele ser ponerse en una investigación de asesinos en serie sin resolver, donde sus arrebatos y elucubraciones no desmerecen el producto, solamente lo suavizan, ya que seguimos atentos a sus posibles culpables. Uno lo proporciona el más bobo detective; luego el otro que impone la técnica y la modernidad, y entre ambos hay un tercero.

A media película estamos tras los pasos del asesino ya decididos a agarrarlo luego de cierto aire de “despreocupación”; es una virtud encontrar que se puede ser ligero, irreverente y entretenido, y luego cambiar de registro y poner enjundia y sensatez a lo que se persigue. Matiza aun llevando exceso y sobresaltos, siendo una propuesta muy visual y extrovertida, que se permite más de un posible sospechoso, abordado y no solo esbozado, contando hasta tres, más un álbum de fotos. La locura que proporciona el protagónico de Kang-ho hace que exista visceralidad, entusiasmo, como el que se impregna en el compañero. Esa dualidad de carácter se fusiona logrando un equilibrio en el relato, aunque uno sea más llamativo que el otro.

La razón parece sucumbir a las emociones, hay una "sinrazón" que brota del mal y ese parecer aborda el filme aun siguiendo ciertas pautas generales propias de una investigación. El director hace gala de algunos trucos en proporcionar forma a personajes secundarios que hacen más próxima la relación con el caso. Se conoce a quienes mueren y eso hace que el compromiso se ensanche. Hay un deseo constante de punzar en donde más duele, y mientras se discute el proceder de los policías más arcaicos, provincianos, se humaniza a su vez el quehacer general por medio de ellos. Es una batalla entre el orden y la desorganización; se ocasiona la ruptura de la línea de acción policial de ese pueblo que tiene mucho de telón de fondo reprobable que termina justificándose en parte por la intimidad y el atraso, luego presente en quien representa a la racionalidad, habiendo mutua influencia, en un filme por debajo muy duro que hace reflexionar sobre la perversidad y el querer vencerla.